miércoles, 9 de noviembre de 2011

El gran puzzle

Hola de nuevo.

Vuelvo al español, o al castellano, como más os complazca oírlo. Yo no voy hacer comentarios al respecto, quien me conoce personalmente sabe mi opinión acerca de ambas nomenclaturas. Quien no me conozca personalmente... que eche a volar su imaginación.

Quiero hablar hoy sobre las casualidades, sobre los caminos que escogemos a lo largo de nuestra vida que nos llevan a este punto, al presente. Y aunque esté usando la palabra casualidades he de decir que me proclamo anticasualidades, todo sucede por algo.

Hay personas que llegan a nuestra vida y la dan un vuelco radical. Hay otras que nos liberan. Personas que nos sirven de sustento, de guía. Otras en cambio que pasan desapercibidas. Gente que se marcha para no volver y gente que retorna sin esperarlo.

Yo me encuentro en un momento de mi vida, en el que quizá, debido a la enfermedad que sufre mi sobrino, me todo la vida de otra forma. Deja de ser tan trascendental, la normalizo. Dejo que la gente se aproxime, aunque si bien no del todo, dejo incluso que se vayan. En estos momentos me siento una espectadora de mi vida. La veo pasar mientras la observo con detenimiento.

Que deje mi vida pasar no quiere decir que no sea partícipe de ella. Significa que no hago ningún esfuerzo por rechazar nada, ni tampoco por afianzar nada. Si en este preciso momento me apetece bailar, bailo, si me apetece hablar, hablo. Si me apetece llorar, lloro. No concentro mis energía en pensar qué hacer, cómo comportarme e incluso, en intentar dilucidar mi futuro. Aunque estoy ansiosa por conocerlo.

Miles de veces he dicho a mis amigas, y a quien me quiera escuchar, que desearía tener una mirilla mágica, que me permitiese asomarme y ver que va a pasar. El desconocimiento asusta, pero no ha de paralizarnos. Debe ser motivo suficiente para querer vivir, de estar ansiosos por averiguarlo.

En mi momento de no rechazo a nada, entiéndase esta frase de una forma lógica, he dejado que muchas personas entren en mi vida. Algunas lo hacen por primera vez y otras ya protagonizaron un papel importante en mi vida.

Como ya he dicho soy anticasualidades. Todo sucede por un motivo concreto, llámalo destino, llámalo karma, llámalo como te de la gana. El sustantivo me es indiferente, es el concepto lo importante. Y ahora tengo muchos más motivos para creer que todo enlaza.

Hace años, cuando todavía contaba con 16 años (qué edad más buena...) por apuesta absurda con una chica que fue mi amiga, empecé a estudiar italiano. Esta persona en concreto, no está en mi vida, tomamos rumbos distintos y la deseo lo mejor. Pero la apuesta que hice con ella me llevó a abrir un capítulo de 7 años de mi vida. Cuando apenas contaba con 18 años conocí, al que hoy en día, es mi ex.

Conocerle supuso para mí una vorágine de cambios en mi vida que sucedieron demasiado rápido. Cambié de universidad, volví de Badajoz a mi ciudad natal, e incluso cambié de carrera.

Con el cambio de carrera conocí a dos chicas, que durante tiempo supusieron algo importante en mi vida. Pero ambas desaparecieron. Con una de ellas sé exactamente el motivo. La saturación. Ella era una de estas personas que dependen en demasía de los demás. Me llamaba constantemente. Todos los días tenía que verla porque si no le venían las paranoias. Todas estas cosas supusieron un desgaste constante de nuestra amistad. En los últimos momentos era más una trabajo, una obligación adquirida, que una amistad propiamente dicha.

La otra chica, sinceramente, no recuerdo qué pasó, creo que un cúmulo de malentendidos que ninguna quiso o supo aclarar.

He de decir que existen personas inamovibles en mi vida. Qué han aguantado todas mis tempestades, mis envestidas. Lo cual agradezco cada día.

Sigamos con mi reto del italiano. A medida que descubría mi pasión por los idiomas se formaba dentro de mi ser una idea, una necesidad de desarrollar esa capacidad que hasta entonces desconocía, mi habilidad lingüística. A pesar de ello, el cambio más trascendental que hice fue cambiar de carrera nuevamente. Pero no me he arrepentido ni un solo día de ello. Amo lo que estudio.

Durante mi capítulo de 7 años me he dejado guiar por mi compañero de partida. No me arrepiento de haberlo hecho, pues me ha llevado justo a este instante. Dejé muchísimas de mis pasiones a un lado, pues no era de su agrado. Dejé de estudiar idiomas, dejé de escribir, que por si no os habéis dado cuenta, me libera, e incluso dejé mi parte más espiritual o trascendental aparcada a un lado, para racionalizar toda mi vida.

Mientras trabajaba y estudiaba me acomodé en una situación fácil y sencilla de mi vida. Sólo consistía en hacer las cosas bien, no busqué la genialidad, lo extraordinario, lo apasionado y cuando recibí mi llamada de despido, por qué fue de esa forma tan... cutre, como perdí mi trabajo, fue entonces cuando esa comodidad se desvaneció. Fue cuando decidí que era necesario que tomase de nuevo el rumbo de mi vida, el timón.

Conocí por "casualidad" a una chica que me empujó a continuar con mi capacidad lingüística, y así comencé a estudiar alemán. Esta chica, a la cual agradezco enormemente el empujón, tampoco se encuentra en mi vida. Le deseo lo mejor.

Estudiar alemán... Creo que hace falta muchos años para que termine de descubrir el camino que se ha abierto ante mí. Empezaré diciendo lo más banal, la música. He descubierto grupos y cantantes que me hacen vibrar, me estremezco con algunas de sus voces, otros me cargan de energía. Concretamente el hallazgo de Revolverheld me ha conducido a una nueva amistad, la cual mimo con cariño.

Cuando apenas contaba con 8 meses de experiencia en el mundo del alemán, una chica se fijó en mí. Algo, que aún no sé, le hizo acercarse a mí. Por aquel entonces mi alemán era escaso e indeciso. Y entre balbuceos y frases incorrectas llegué a entender que su novio hablaba italiano. ¡¡Él iba a ser la llave!! Mi apuesta absurda iba a servir para mi nuevo camino. Durante un tiempo hablamos a través de él, y no os voy a engañar, hoy en día me cuesta también hablar con ella. Ahora cuento con 14 meses de experiencia en el alemán.

La enfermedad de padece mi sobrino, que es leucemia, nos ha conducido pasito a pasito a Alemania. Y aquí está de nuevo, otra casualidad. En el preciso instante que se necesitó el alemán, curiosamente yo ya lo había empezado a estudiar.

Los métodos más prometedores para su curación todos provienen de esa parte de Europa, hablo de la homeopatía. Se encuentra mucho más desarrollada allí. Por no hablar de miles de autores que se han colado en nuestras vidas, para guiarnos en este momento tan difícil de nuestra vida. Para encontrar una razón al sinsentido de un cáncer en un niño. En un ser noble que no ha hecho nada en su vida para merecer tal calvario, que apenas ha empezado a vivir.

En un momento de desolación ante tal injusta situación, volqué mi desesperación a mi alemana. Su reacción inmediata fue animarme y acudir al banco de donación de médula ósea más cercano. Ese gesto me llegó a lo más profundo de mis sentimientos, y aunque no vaya a ser ella la persona que le done médula a mi sobrino, le agradezco que fuese mi sobrino quien le inspirase a este gesto altruista que quizá, en un futuro, sirva para salvar la vida de otro niño. Aún hoy, al recordarlo no puedo evitar emocionarme.

Cuando la desesperación me invadió al recibir una noticia horrible, que no quiero transcribir aquí, pues supondría la aceptación de la misma, (Y NO VA A SER ASÍ. ¿ME HAS OÍDO UNIVERSO?), fue ésta alemana la que me ayudó. Y mandó un email al banco de donación de médula de Alemania (dkms) para que, hiciesen todo lo posible para ayudar a mi sobrino, a mi familia, a mi. Y creedme que no existe una palabra lo suficientemente agradecida para decir  GRACIAS.

Al igual que he conocido personas este año que me han ayudado mucho, y otras que ya estaban, que también lo han hecho, y tu sabes que estoy hablando de ti, mi amiga y familia. Mi compañera desde los 5 años. También ha habido otras que me han hecho aterrizar, de malas formas, en tierra. La persona que más creía que me iba a apoyar ha sido la que más ha contribuido a mi hundimiento. Hasta que dije basta.

Cuando dos personas pasan por una situación similar, es de suponer que se van a entender y a comprender. No fue así en mi caso con mi ex. Aún no sé si fue porque le recordaba demasiado lo que él tuvo que pasar con su padre, o simplemente, porque descubrió que no me quería tanto. Sea como fuere, me falló, en el peor momento de mi vida, y no fue la única vez que lo hizo.

Comencé mi nueva etapa, sin compañero, con mucha energía y con mucho miedo. Aún hoy lo tengo, ambos. Pero cada día descubro nuevas posibilidades, y capacidades que creía haber perdido.

Por casualidad conocí a una chica, a la cual quiero con locura. A ella y a su novio. Quiero creer que yo les he servido de inspiración, al menos eso me gustaría. Ambos, desde mi visita están intentado mejorar a nivel persona y académico. Estoy orgullosísima de ellos. Pero ellos también han supuesto un cambio en mi vida. Con mi visita, una serie de "casualidades" me han hecho retomar un camino que hacía mucho tiempo, había olvidado. Camino qué, me engrandece como persona, me tranquiliza, y me ayuda.

Hace tiempo conocí a otra chica con la que comparto alguna de mis aficiones. Es una chica idealista, ideas que en su mayoría comparto. Aunque, si he de ser sincera, no nos encontramos en el mismo nivel. Su edad, y su carácter hacen muchas veces que yo me empequeñezca, pero puedo decir que aprendo de una forma indirecta de ella.

A través de esta chica un chico me conoció a mí. Y si bien no sé exactamente qué significa él en mi vida, y mucho menos yo en la suya, creo que hay mucho aún por descubrir. No sé qué le impulsó a hablar conmigo, cada vez que se lo pregunto me da respuestas vagas. Algún día me enteraré. Pero ha supuesto una liberación de una parte de mí.

El otro día me pidió un favor al cual accedí con mucho gusto. Mi alemán intervenía en este favor... Pero lo que quiero decir es que el tema a cual está referido, me ha servido a mí misma a cambiar. Podría decirse que me ha inspirado.

El otro día recibí un mensaje de una de las protagonistas desaparecidas de mi vida. El cual leí ayer. Hace tiempo habría rechazado cualquier intento de nuevo contacto con ella. Y repito que no recuerdo qué pasó. Pero hoy en día, tal y como ha sucedido mi vida, no rechazo nada. Y la he vuelto a aceptar en mi vida, no con ánimo de esperar nada, si no de no negar nada. No creo en la casualidad de que haya leído su mensaje en el momento idóneo. ¿Qué papel jugará esta vez en mi vida? El tiempo lo dirá.

Y entre toda esta parrafada o que quiero es preguntarme en voz alta, ¿qué hubiese sucedido si no hubiese aceptado la apuesta? ¿qué habría pasado si no hubiese estudiado nunca italiano? ¿qué habría sido de mi vida? La única respuesta que puedo dar es que no me arrepiento de absolutamente nada, tanto si las piezas encajan pronto, como si he de esperar muchos más años.

NICHTS BEREUEN,  no arrepentirse de nada, ese lema cantan los chicos de Revolverheld.


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