sábado, 5 de noviembre de 2011

SIN TÍTULO

Hola...

Estamos a casi 5 de noviembre, falta escasamente media hora para que sea oficialmente ese día. El día 5 no es ningún día especial marcado con rojo en mi calendario, es un de los días anteriores a mi cumpleaños. Estos días que preceden a tal fecha me entristecen.

Creo que es algo más común de lo que se piensa. Me refiero a esa tristeza que nos invade en esa fecha. No tengo ningún trauma infantil, no me he quedado nunca sin celebrarlo, ni me han faltado regalos ni felicitaciones, aunque sí puedo decir que nunca ha sido "MI" cumpleaños, sino "NUESTRO" cumpleaños.

Soy melliza, y he compartido cada uno de los 25 cumpleaños anteriores con mi mellizo, y ojalá sean mil más con él, pero a medida que he ido creciendo me he dado cuenta que los momentos más significativos siempre los he compartido con él, nunca han sido únicos para mí, y viceversa.

Las mujeres y los hombres somos muy diferentes, por lo que no sé a ciencia cierta qué opina él al respecto. A veces hablar sobre sentimientos, carencias y demás con el sexo masculino es una ardua tarea, casi una misión imposible.

Siempre lo he dicho y siempre lo diré. A todos mis hermanos les quiero con locura, pero mi mellizo es especial, comparto con él mi propio desarrollo antes de nacer, y aunque ahora mismo, y por cuestiones de carácter y de caminos escogidos en la vida, no estemos tan unidos como antes, yo sé que él está ahí para mí y él sabe que yo siempre estaré cuando me necesite.

Volvamos al tema de la tristeza.

Como he dicho antes la proximidad a mi cumpleaños hace que mi nivel de entusiasmo, alegría y felicidad desciendan en picado. No lo puedo evitar. Es tal la tristeza que me invade que no recuerdo cumpleaños, desde mi adolescencia, en el no haya derramado ni una sola lágrima. Y repito, no he tenido ningún trauma ni ningún mal cumpleaños. Pero me sigue sin gustar.

Quizá el ser oficialmente un año mayor no hace más que recordar todo lo que he querido hacer y no he hecho, todo lo que he querido tener y no he obtenido, todo lo que tenía y he perdido... Soy totalmente consciente de que mi edad actual son 25 años, no 60, y que los que voy a cumplir son 26, no 70.

Mi edad es como el limbo. Es una edad en ningún lugar, no se es ni adulto, ni adolescente. Con 25 años no se esperan grandes cosas de ti. Ni pequeñas, sólo que te sepas comportar, que no hagas mucho ruido y que no des de qué hablar a los demás. Vamos, prácticamente que pases desapercibido por la vida. Y en eso soy una experta.

Varias ocasiones os he escrito que me gusta no llamar la atención, no es para que nadie me halague, ni para que me inste a hacerlo, simplemente soy así. Cuando vayáis a una estación y veáis a una chica en el último banco sola en un rincón observando, esa seré yo. Cuando caminéis por la calle y veáis a una chica a paso veloz observándolo todo, esa seré yo. E incluso, cuando salgáis con las amigas o amigos, y veáis a dos chicas hablando y una de ellas lo haga sin poder parar, esa también seré yo. Disfruto con los silencios, pero no cuando estoy acompañada, siempre tengo la imperiosa necesidad de llenarlos con palabras, aunque sean sin sentido.

Raya la exageración mi aislamiento social. Estudio en la UNED, universidad conocida por no tener profesores. Es muy difícil estudiar así, creedme, pero prefiero tener que vencer esta dificultad a tener que enfrentarme a cientos de compañeros de clase. Ya lo hice, y vuelvo a repetir, no hubo nada traumático en ello, pero siempre me siento envuelta en un halo de falsedad, pues yo sé que mi carácter, no gusta.

Mi habilidad para la automarginación se intensifica el día de mi cumpleaños. Tengo una familia, que podría decir, es grande. Bastante. Cuando empieza a llegar gente para felicitarme-nos me empiezo a poner tensa, no sé cómo actuar, ni qué decir y al final acabo siendo "graciosa" o incluso "reivindicativa". Y siempre tengo la sensación de falsedad, de interpretar, de no ser quien realmente soy.

Hoy llevo un día raro. Me asaltan miles de frases negativas, pensamientos oscuros a mi cabeza. Pero no es algo sólo de hoy, son estas fechas.

En mi 26 cumpleaños voy a tener una novedad, algo que no he tenido desde hacía tiempo, soledad. Mi anteriores siete cumpleaños siempre he tenido pareja, alguien que me felicitase de una forma especial, quizá una caricia en la mejilla, un beso tiendo y un "felicidades princesa". Este año no tengo eso, y aunque sigo estando segura de mi decisión de dejarle es algo que, francamente, echaré muy en falta...

Cuando salgo a la calle y encuentro antiguas compañeras y compañeros de clase, con sus vidas medio hechas me invade la envidia. Pero no anhelo sus vidas, si no esa seguridad que emanan por todos los poros de su piel, el "eh miradme, yo lo tengo todo, tengo un trabajo, tengo pareja e incluso este precioso hijo". Y yo me doy cuenta que no quiero nada de eso. Lo que ansío es ser simplemente feliz. El problema es que no sé cómo conseguirla.

Ahora en la universidad se me plantea el dilema de la decisión que he de tomar para seleccionar unas prácticas, y yo no hago más que dar tumbos por la vida, caminando sin sentido. Para tomar tal decisión sólo he de contestar a una sencilla pregunta; ¿qué espero de la vida?. No me siento en grado de poder contestarla. Y me devano los sesos en el intento.

¿Qué esperar de la vida? A parte de ser feliz no se me ocurre nada más. Simplemente ser feliz. ¿Parece sencillo verdad? En este momento no encuentro nada más complicado. No necesito grandes lujos en mi vida, ni siquiera tener una vida fácil, quizá, sólo necesite sentirme especial.

Miles de veces he aconsejado a quien quiera oírme que cada uno ha de ser feliz por sí mismo, pero como sucede siempre, consejos vendo pero para mí no tengo. Creo que este refrán se dice así. Y si no, pues ya hay uno más para el repertorio.

No pido mucho en el amor. Mi compañero no tiene por qué ser especialmente guapo, ni especialmente inteligente, me basta sentirme querida, especial, saber que soy su prioridad, que cuando se siente solo sea en mi en quien piense, que cuando necesite hablar, aunque sea de naderías, sea mi imagen la primera que se cree en su mente. Para mí esto significa amor. Ser el todo para una persona, en lo bueno y en lo malo.

También he de confesar que siempre he creído que cada uno tiene lo que se merece, que recoge lo que siembra. Por eso repaso en estas fechas mis pasos, mis decisiones, mis negaciones y afirmaciones, para encontrar dónde, en qué parte del camino fallé, dónde tropecé para tener el más absoluto sentimiento de soledad.

A partir del dia 13 "renaceré", como un ave fénix, igual haré. Dejaré atrás mi año, mi terrorífico año y miraré con orgullo mi futuro, pues he sido yo solita, con mi esfuerzo, mi tenacidad y mi buen hacer,  a conseguírmelo. Todo lo que dependía sólo de mí ha salido bien, y me enorgullezco de ello.

Os dejo la canción que ha sido hoy mi propia banda sonora. Su melodía se ha repetido hasta la saciedad pero sus palabras describen qué es exactamente lo que quiero, lo que espero, lo que deseo...



PD: mientras escribía ha pasado exactamente una hora.

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